tontosmuy

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Hay pocos momentos tan relajantes como los que se pueden sentir estando tumbado bajo un manto de estrellas en una serena noche de verano. La velocidad prácticamente inapreciable de la rotación terrestre hace que el tiempo pase a otra escala, una escala en la que todo se mide por años, cientos de años, miles de años, millones de años, miles de millones de años… Aunque toda esa calma puede de repente estallar en un eufórico e irreprimible “¡¡¡MIRA!!!”, en cuanto vemos la traza iluminada que deja un meteorito al impactar con nuestra atmósfera. Es una sensación que te cautiva, y que por el hecho de ser completamente impredecible tiene un gran componente de ilusión, casi de magia. Con la idea de capturar ese maravilloso momento, salimos al campo una noche de Agosto, cargados con nuestros equipos y con el pleno convencimiento de que volveríamos con las tarjetas llenas de fotos de estrellas fugaces; No podía ser de otra manera en plena lluvia de las Perséidas. Nada más lejos de la realidad, ni siquiera las vimos, pero eso no nos frustró, en absoluto, volvimos ilusionados con nuestras primeras fotos de la vía láctea, lo que hizo nacer en nosotros una gran pasión por la fotografía nocturna. Pasión que queremos compartir con vosotros, descubriendo todos sus secretos. Somos David Y Raúl. Bienvenidos a eSta nOcHe SaLe eL sOl.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Niebla, niebla y más niebla

Nikon 610 Cosina 19-35 a 19 mm  ISO 800  f3,5 10"
 Aquí seguimos, rodeados, asediados, acorralados, empapados y sin ver el sol… y mucho menos las estrellas. Cuando el anticiclón se para sobre nuestras cabezas, nos quedamos sin cielo, sin paisaje, sin horizonte, sin color, solo siluetas, todo gris, resulta un poco deprimente. Quizá esto explique la fuerte atracción que sentimos al mirar el universo. La foto de esta semana, no tiene estrellas, y aunque no fue una noche de niebla,resultó ser un poco frustrante. El sitio prometía, mas la predicción meteorológica se equivocó, esa noche las nubes altas nos impidieron ver el sol. Es bien seguro que la ermita de San Bartolomé en Altorricón tiene una cita pendiente con nosotros, pero eso sí, ya nos aseguraremos de pillarla llena de estrellas.

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