tontosmuy

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Hay pocos momentos tan relajantes como los que se pueden sentir estando tumbado bajo un manto de estrellas en una serena noche de verano. La velocidad prácticamente inapreciable de la rotación terrestre hace que el tiempo pase a otra escala, una escala en la que todo se mide por años, cientos de años, miles de años, millones de años, miles de millones de años… Aunque toda esa calma puede de repente estallar en un eufórico e irreprimible “¡¡¡MIRA!!!”, en cuanto vemos la traza iluminada que deja un meteorito al impactar con nuestra atmósfera. Es una sensación que te cautiva, y que por el hecho de ser completamente impredecible tiene un gran componente de ilusión, casi de magia. Con la idea de capturar ese maravilloso momento, salimos al campo una noche de Agosto, cargados con nuestros equipos y con el pleno convencimiento de que volveríamos con las tarjetas llenas de fotos de estrellas fugaces; No podía ser de otra manera en plena lluvia de las Perséidas. Nada más lejos de la realidad, ni siquiera las vimos, pero eso no nos frustró, en absoluto, volvimos ilusionados con nuestras primeras fotos de la vía láctea, lo que hizo nacer en nosotros una gran pasión por la fotografía nocturna. Pasión que queremos compartir con vosotros, descubriendo todos sus secretos. Somos David Y Raúl. Bienvenidos a eSta nOcHe SaLe eL sOl.

jueves, 31 de marzo de 2016

Alins un final que es un principio...

Nikon D610 Tokina 16-28 2,8 a 16 mm ISO 3200 f2,8 30"
Cuando uno va a Alins del Monte, lo hace de propio, allí acaba la carretera, pero no es lo único que acaba, con ella acaba el estrés, y el ruido, también acaban las prisas y los nervios, se nota incluso antes de llegar. Cuando vamos subiendo desde Azanuy, serpenteando entre campos de olivos centenarios hacia la población, vamos sintiendo la tranquilidad, el silencio, la paz, a la vez que va surgiendo uno de los cielos más limpios de la Litera, apartado de cualquier contaminación, alejado la mayor parte del invierno de la niebla. Es un placer aparcar en alguno de los caminos antes de llegar al pueblo y apagar las luces del coche. De repente aparecen luces que lucen hace miles de millones de años sobre nuestras cabezas mientras permanecemos rodeados por seres vivos cuya savia fluye desde hace cientos y nos dan cuenta de lo efímero que es nuestro paso por el planeta.

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